French gardens

El fotógrafo José Luis López Moral ha resucitado con enorme valentía el gusto por la pintura romántica de John Constable. En una época actual dominada por el influjo del diseño gráfico en la fotografía, José Luis ha buceado en la pintura de los primerísimos años del siglo XIX y nos ofrece una fotografía evanescente y delicada, pero sobre todo contracorriente. A mí me maravilla el éxito que está teniendo esta fotografía, y me asombra que este pictorialismo decimonónico se abra camino en los procelosos círculos fotográficos madrileños.

Spanish photographer José Luis López Moral has revived with great skill and courage the romantic painting of John Constable. In the current period dominated by the influence of graphic disegn in photography, José Luis has immersed in the nineteenth century painting offering an evanescent and delicate photography against the tide. I wonder at the success this kind of photography is having in Madrid.

Así que yo también he buceado en el escaso fondo paisajístico de mi archivo, lo que me ha provocado una pequeña reflexión fotográfica sobre los jardines franceses.

So, I also have dived in my poor landscape archive and I’ve made a small consideration on French gardens.

La primera foto son los famosos nenúfares de mi admirado Claude Monet. Y sí, son los mismísimos nenúfares que pintó cientos de veces en su jardín de Giverny, bueno tal vez los nietos. La próxima vez que viajéis a París no dejéis de acercaros a Giverny, es una excursión de medio día desde la estación de Montparnasse. Contemplar (y fotografiar) el mismo jardín donde Monet vivió y pintó durante 43 años es una experiencia que conmueve el alma.

The first picture are the famous water lilies of my beloved Claude Monet. And yes, they are the very same water lilies –well maybe the grandchildren- that the artist painted hundreds of times in his garden of Giverny. Next time you travel to Paris, please don’t miss the return trip to Giverny in a train from Montparnasse Station. Seeing and shooting the same garden where Monet lived and painted during 43 years is a touching experience.

Esta segunda foto son los archiconocidos jardines de Versalles, «escenario aparatoso de las fiestas de Luis XIV, el llamado Rey Sol, despampanantes jardines para asombro y deslumbre de bobos y pueblerinos»

The second picture are the extremely well-known Gardens of Versailles, «flamboyant and exaggerated scene to Louis XIV parties, sensationalist gardens created to dazzle the dumb and tasteless people at court.»

Las últimas fotos están tomadas en el Jardín de Luxemburgo, en pleno centro de París, rincón romántico por excelencia, visita altamente recomendable.

Last pictures have been taken in the Luxembourg Gardens, downtown Paris, a most romantic corner, a visit highly recommendable.

The movie freak

La ciudad de Turín ya es muy bonita de por sí, pero además tiene una joya que es el Museo Nacional del Cine. Un mundo onírico fantástico, el que vaya a Turín desde luego no puede perderse esta visita, pero hay que programar varias horas porque al «freaky» por el cine le volarán las horas. La visión del gigantesco atrio desde arriba es espectacular, y lo mejor son las chaisse-longue donde te tumbas plácidamente a ver fragmentos de películas en una enorme pantalla situada en lo alto.

Torino is a magnificent town but its real jewel is the National Museum of Cinema. A fantastic world of dreams, if you ever go to Torino you shouldn’t miss a visit to the Museum but count on a long visit because there is so much to see.

Cartas de Sergio Larraín

Reproduzco traducido al castellano el artículo publicado en Little Brown Mushroom, excelente página de la editorial fotográfica del mismo nombre. A todos los que amamos la fotografía nos interesan las reflexiones de Larraín.

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“Nunca pienso en la fotografía … no me interesa”. Henri Cartier-Bresson, 2003

“Quizás la fotografía ya no es un arte. Quizás no lo fue nunca”. Robert Frank, 2008

¿Por qué dos de los más legendarios fotógrafos del siglo XX abandonaron la fotografía? Me hallé haciéndome esta pregunta mientras veía la preciosa monografía retrospectiva “Sergio Larraín” publicada por Aperture.

Larraín fue un recluso. Tras poco más de una década de práctica profesional abandonó la fotografía a principios de los 70 para vivir en la campiña chilena y practicar yoga. Su principal forma de expresión creativa durante esos años fue escribir cartas. Hace poco hablé con Joseph Koudelka, que rememoraba el bombardeo de cartas que Larraín le enviaba a él y a sus compañeros de Magnum haciendo proselitismo de su práctica espiritual. A Koudelka le afectaban poco esas cartas, pero me pregunto lo que sentía Cartier-Bresson. Este tenía gran respeto por Larraín. De hecho, fue Cartier el que invitó a Larraín a entrar en Magnum en 1959. El libro de Aperture reproduce un par de cartas que Larraín escribió a Cartier-Bresson. Esta fue escrita en 1960, al año de haber ingresado Larraín en Magnum:

Querido Henri,

 Gracias por tu notita. Siempre me alegra oirte. Aquí estoy, sobre todo escribiendo … hago pocas fotografías.

Estoy desconcertado …

 Amo la fotografía como arte visual … igual que un pintor ama pintar, y me gusta practicarla de esa manera … el trabajo para vender (fácil de vender) para mí es una adaptación. Es como los pintores cuando hacen carteles … cuando menos siento que pierdo mi tiempo.

 Hacer buenas fotografías es difícil y lleva mucho tiempo. Desde que entré en vuestro grupo trato de adaptarme para aprender y publicar … pero quiero ser serio de nuevo … está el problema de los mercados … de publicar, de ganar dinero … Estoy desconcertado a medida que te lo cuento, y me gustaría hallar la manera de trabajar a un nivel vital para mí … Ya no me puedo adaptar más … así que escribo … Así que pienso y medito … a la espera de que dentro de mí surja una dirección clara …

 Adiós, te mando mi cariño,

 Sergio

Tres años más tarde Larraín escribe otra carta a Cartier-Bresson y se muestra más seguro de no tomar la vía comercial:

Intento trabajar sólo en lo que realmente me importa. Es la única manera de mantenerme vivo fotográficamente, y me tomo todo el tiempo que necesito. Me mantengo a paso lento, con mucho tiempo para mí mismo y para hacer otras cosas, y ver cómo evoluciona la fotografía … si sigue evolucionando … hago lo que quiero de la manera que quiero, siento que las prisas del periodismo –estar siempre dispuesto a saltar sobre cualquier historia- destruyen mi amor y mi concentración para trabajar.

Desgraciadamente el libro no reproduce ninguna de las cartas de Larraín a Cartier-Bresson o a otros fotógrafos tras haber abandonado la fotografía a principios de los años 70. Pero incluye una carta que escribió en 1987 a la editora del libro, Agnès Sire, antigua directora artística de Magnum y actual directora de la Fundación Henri Cartier-Bresson. Estos son algunos párrafos:

La buena fotografía, o cualquier otra manifestación en el hombre, viene de un estado de gracia. La gracia viene cuando te descargas de convenciones, obligaciones, conveniencia, competencia, y estás libre como el niño que descubre por primera vez la realidad. Caminas sorprendido y ves la realidad como si fuera la primera vez …

 Por eso es que la gente que hace un trabajo creativo tiene que aislarse, de una u otra manera son ermitaños …

 En Magnum lo hemos visto, por ejemplo, con Bruce Davidson. Cuando llegó, al principio, sus bandas de Nueva York y lo que hizo en ese período eran pura poesía. A partir de ahí consiguió un contrato con Vogue NY para publicar cuatro historias al año, si mal no recuerdo, consiguió dinero, y el milagro se fue para siempre … algunas veces vuelve pero nunca como al principio … así que ¿cómo mantienes viva la luz?

 El arte es vivir en la felicidad, con amor, con verdad, con pureza, y no devorado por la mecanización … Henri conservó esto durante muchos años.

No sé si la decisión que tomó Cartier-Bresson de abandonar la fotografía se vio influida por Sergio Larraín, pero Larraín parecía tener una aguda comprensión de cómo el éxito corrompe la visión artística. “La tragedia del fotógrafo es que una vez alcanzado un cierto nivel de calidad o de fama quiere continuar y se pierde por completo”, dijo Larraín en una rara entrevista concedida en 1976.

Otro fotógrafo igualmente desconfiado del éxito es Robert Frank. En la introducción a “Sergio Larraín”, Agnès Sire escribe acerca de esta conexión:

A Larraín se le ha llamado con frecuencia el “Robert Frank latinoamericano”, y es verdad que ambos compartían el mismo deseo de conservar hueco para una vida interior al tiempo que seguían integrando la herencia de la fotografía documental clásica. Los dos también eligieron alejarse del fotoperiodismo mientras eran jóvenes para avanzar en algo más, y ambos pensaban que el éxito (sobre todo y principalmente en la prensa) es peligroso para el poeta.

Lo peculiar de Larraín es que cuando abandonó la fotografía carecía de lejos del mismo nivel de éxito que Frank o Cartier-Bresson. Y por mucho que me gusten una serie de fotografías de “Sergio Larraín”, no creo que su trabajo alcanzara el mismo nivel de esos dos maestros. No obstante, “Sergio Larraín” es uno de mis libros de fotografía favoritos del año. Pero gran parte de mi admiración por el libro es la fascinación que siento por la decisión de Larraín de dejar la fotografía. De alguna manera este deseo se expresa en sus mejores fotografías, como las dos que aparecen en la portada y contraportada del libro.

Al final, la mejor expresión del deseo de Larraín por retirarse son sus cartas. He aquí otras frases de su carta a Agnès Sire:

Mira, en nuestro trabajo de cazadores de milagros tenemos la felicidad de la magia pero también la imposibilidad de controlarla … tenemos que estar abiertos a las musas como se dice … y seguir comiendo, vistiéndonos, pagando el alquiler, etc … Supongo que siempre ha sido así, cuando los cazadores en kayak iban a la mar nunca sabían si iban a encontrar ballenas o una tormenta … cuando intentamos controlar completamente las cosas el aburrimiento instala sus reales; y nos degradamos … y al mismo tiempo la vida tiene que seguir, siempre … por eso, para hacer un buen uso de la caza necesitamos sabiduría. Para tener aceite para las lámparas, cuero para los zapatos y vestidos, para hacer arpones con los huesos, etc. Para mantener este milagro de la vida, con felicidad, con cariño, educando a los niños, cuidando a los mayores, escuchándoles …

 En el momento eterno que es la realidad, Agnès, necesitas tiempo para descansar, para renovarte, como con la tierra, si la agotas sacándole frutos permanentemente rompes el ritmo … la respiración … Silencio, paz y soledad son necesarios para recibir la inspiración, para estar vacío y recibir lo nuevo … para que venga el reinado, cada día … adiós.

Streets, those places where things happen

Las calles africanas. Esos sitios donde pasan cosas de todo tipo. Un animado juego de pingpong enmedio de una plaza en Lalibela, al norte de Etiopía. Una pareja ligando enmedio del bullicio del mercado de Key Afer, centro de las tribus del sur. Observad el atildado atuendo del muchacho, que va hecho un pincel. Luego hablan de la coquetería femenina …

African streets. Those places where things of all sort happen. A lively ping-pong game in the midst of a roundabout in Lalibela, north of Ethiopia. A young couple flirting in the midst of Key Afer weekly market, meeting point of the southern tribes. Notice the stylish attire of the boy.